Certified B Corporations: building new companies for a new world

GAIA B Corps

Josefa Monge, executive president of Sistema B in Chile, spoke to GAIA partners to explain what a purpose-driven company is.

The ability to overcome traumatic situations is perhaps one of the most surprising attributes of the human being. Resilience is the word that defines this capacity of people, and the covid-19 pandemic has outlined a favorable scenario to put it to the test. In parallel, companies have faced their own period of crisis, leading some to rethink what they have done in the past. But this, which could represent a weakness, has put them on the radar of those investors who are willing to pay more for resilient companies.

The foregoing forms the statement to GAIA partners by Josefa Monge, executive president of Sistema B, a Chilean non-profit entity that seeks to promote a new behavior in companies in Latin America, through a social and environmental purpose to generate a sustainable economy. On the occasion, the lawyer commented that without a doubt the world is going through an extraordinary moment of change, from which the current economic system and the model of society that we have are not exempt. “There is a historical momentum for change of the economic system,” she commented in her presentation, noting that the pandemic has opened a framework to restore and reshape the world, which has been expressed in various global campaigns and international leaders who are talking about it.

The vision of Certified B Corporations considers building “an inclusive, equitable and regenerative economic system for all people and the planet”. The Global B Corps Movement was created in the United States in 2006 with the purpose of redefining the meaning of economic success, considering not only the financial aspect but also the well-being of people and the Earth. In this context, B Companies have four keys, which are (i) the purpose, which is the creation of triple impact in the long term: social, economic and environmental; (ii) certification, which involves evaluation and commitment to the highest standards of performance, responsibility and transparency; (iii) legal protection of the mission, which implies that management and shareholders adopt fiduciary duties to include non-financial interests; and (iv) interdependence, by being part of a global B Corps community.

Positive impact

To be a B Company it is necessary to undergo the “B Impact Assessment”, which is the most widely used tool to measure and improve ESG factors (environmental, social and governance). It is used by more than 120 thousand organizations in more than 70 countries and integrates the most relevant certifications in the industry in a single tool (eg Organic, Great Place to Work, GRI and CDP).

Josefa Monge referred to the attributes of the assessment, highlighting that it measures the proactive management and positive impact of companies, considers all stakeholders and involves a complete review of the evaluated company. It is a dynamic process, of which there are 78 versions according to the sector, size and market in which the company participates. Likewise, it is designed as a management tool to increase positive impact and continuous improvement. What is measured above all is that the purpose is at the heart of the company’s business model. What is relevant is how it is reflected in workers, clients, the community, the environment and good corporate governance practices.

Monge specified that the certification as Company B implies a seal of binding commitment to continuous improvement, which is why “it is not a badge of perfection.” Currently there are more than 4 thousand B Corps in the world, of which more than 700 are in Latin America and of them almost 200 are Chilean.

“For me, the purpose is inspiration, it is what helps to organize the strategy, it is the connection with people and with the historical moment that we are facing; it is taking care of people, nature, it is an unlimited source of creation and innovation and, of course, it is a source of profit ”, indicated Monge. But at the same time, she said “it is also a solid profit that can perhaps help heal the mistakes of companies in the past.”

Sistema B: Construyendo nuevas compañías para un nuevo mundo

Josefa Monge, presidenta ejecutiva del Sistema B de Chile, expuso ante los socios de GAIA, para explicar qué es una empresa con propósito.

La capacidad de sobreponerse a situaciones traumáticas es quizás uno de los atributos más sorprendentes del ser humano. Resiliencia es la palabra que define dicha capacidad de las personas y la pandemia de covid-19 ha delineado un escenario propicio para ponerla a prueba. En paralelo, las empresas han enfrentado su propio período de crisis, llevando a algunas a replantearse lo hecho en el pasado. Pero esto que podría representar una debilidad, las ha puesto en el radar de aquellos inversionistas que están dispuestos a pagar más por empresas resilientes.

Lo anterior forma de lo expuesto a los socios de GAIA por Josefa Monge, presidenta ejecutiva de Sistema B, entidad chilena sin fines de lucro que busca promover en Latinoamérica un nuevo comportamiento en las empresas a través de un propósito social y ambiental para generar una economía sostenible. En la ocasión, la abogada comentó que sin duda el mundo atraviesa por un extraordinario momento de cambios, de los que no está exento el sistema económico actual ni el modelo de sociedad que tenemos. “Hay un impulso histórico para el cambio del sistema económico”, comentó en su presentación, señalando que la pandemia ha abierto un marco para restablecer y remodelar al mundo, lo que se ha expresado en diversas campañas globales y de líderes internacionales que están hablando de ello.

La visión del Sistema B considera construir “un sistema económico inclusivo, equitativo y regenerativo para todas las personas y el planeta”. El Movimiento Global B Corps fue creado en Estados Unidos en 2006 con el propósito de redefinir el significado del éxito económico, considerando no solo el aspecto financiero sino también el bienestar de las personas y de la Tierra. En ese contexto, las Empresas B tienen cuatro claves, que son el propósito, que es la creación de triple impacto en el largo plazo: social, económico y ambiental; la certificación, que involucra la evaluación y compromiso con los más altos estándares de desempeño, responsabilidad y transparencia; la protección legal de la misión, que implica que la administración y los accionistas adopten deberes fiduciarios para incluir los intereses no financieros; e interdependencia, al formar parte de una comunidad global de B Corps.

Impacto positivo

Para ser una Empresa B es necesario someterse a la “Evaluación de Impacto B”, que es la herramienta más utilizada para medir y mejorar los factores ESG (ambiental, social y de gobernanza, por su sigla en inglés). Es usada por más de 120 mil organizaciones en más de 70 países e integra las certificaciones más relevantes de la industria en una sola herramienta (ej. Organic, Great Place to Work, GRI y CDP).

Josefa Monge se refirió a los atributos de la Evaluación, destacando que mide la gestión proactiva e impacto positivo de las empresas, considera a todos los stakeholders e involucra una revisión completa de la compañía evaluada. Se trata de un proceso dinámico, del que existen 78 versiones de acuerdo con el sector, tamaño y mercado en el que participa la empresa. Asimismo, está diseñada como una herramienta de gestión para incrementar el impacto positivo y el mejoramiento continuo. Lo que se mide ante todo es que el propósito esté en el corazón del modelo de negocio de la empresa. Lo relevante es cómo éste se refleja en los trabajadores, clientes, en la comunidad, el medioambiente y en las buenas prácticas de gobierno corporativo.

Monge precisó que la certificación como Empresa B implica un sello de compromiso vinculante con el mejoramiento continuo, por lo que “no es una insignia de perfección”. Actualmente existen más de 4 mil B Corps en el mundo, de las cuales más de 700 están en Latinoamérica y de ellas casi 200 son chilenas.

“Para mí, el propósito es inspiración, es lo que ayuda a organizar la estrategia, es la conexión con las personas y con el momento histórico que estamos enfrentando; es cuidar a las personas, a la naturaleza, es una fuente ilimitada de creación e innovación y, por supuesto, es una fuente de ganancias”, indicó Monge. Pero al mismo tiempo, afirmó “también es una ganancia sólida que tal vez puede ayudar a curar los errores de las empresas en el pasado”.

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